Reivindicando el cine clásico fuera de las fronteras de Hollywood.

 Cuando hablamos de clásicos del cine es inevitable pensar en la meca mundial de Los Ángeles, que con su glamour y calidad (y sus millones) nos legó una interminable lista de películas memorables. Pero resulta injusto dejar afuera a grandes realizadores, íconos del cine de otras latitudes, que por cuestiones presupuestarias o de momentos históricos sin la globalización de hoy, no lograron el reconocimiento merecido. Entre los maestros del séptimo arte, no Hollywoodense, encontramos directores de cine brillantes como el sueco Ingmar Bergman, considerado por muchos como el mas grande director de la historia, artífice de clásicos inmortales que exploraron la psiquis y las relaciones humanas con una profundidad inusitada, entre sus obras, todas excepcionales, se destacan Persona (1966), protagonizada por Liv Ullmann y El séptimo sello (1957), con Max von Sydow.

Otro creador infaltable es el japonés Akira Kurosawa, activo por mas de 50 años, realizando principalmente largometrajes ambientados en el Japón feudal. Samuráis, traiciones y legendarias batallas, caracterizaron su trabajo, logrando su cénit con Rashomon (1950)  y Los siete samuráis (1954), ambas protagonizadas por Toshiro Mifune.

Para completar nuestro pequeño homenaje es preciso nombrar al mexicano Luis Buñuel y su creación máxima Los olvidados (1950), con un joven Roberto Cobo retratando los bajo fondos de la Ciudad de México.

Es preciso al menos nombrar a otros artistas inolvidables, como fueron el Italiano Federico Fellini (Fellini, ocho y medio, 1963), el indio Satyajit Ray (Apur Sansar, 1959), y un largo etcétera, que esperamos, el mundo, siga descubriendo y disfrutando.

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