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Mostrando las entradas de marzo, 2021

El mártir de Rosario

17 de Abril de 1974, Rosario, Argentina. Son las seis de la tarde en el Parque Independencia y las gradas rebosan de gente. En un hecho histórico, hinchas de los dos clubes más grandes de la ciudad, Newells y Central, se mezclan en las tribunas para alentar a un combinado rosarino con las máximas estrellas de ambas escuadras _En Rosario se respira fútbol, pero fútbol bipartidista, allí no hay lugar para la doble camiseta, cuando uno nace se lo consagra para siempre bajo una única identidad futbolera, o sos Leproso o sos Canalla_ Diez de los once titulares pertenecen a los dos gigantes, pero hay un intruso, uno que se deslizó por las grietas. Parado en el centro del campo hay un flaco desgarbado con las medias bajas, pelo largo ondulado y un incipiente bigote de herradura. En el ambiente lo conocen como el Trinche Carlovich. Jugador de Central Córdoba,   romántico, noctámbulo, con aversión al entrenamiento y la puntualidad. El Rivelino Santafesino, aseguran los eruditos del ascenso.

Europeo de pelo corto

 La luz naranja de un farol entra insolente por la ventana y le baña la cara mientras él lava su brazo. Mira hacia afuera, desde la cama. Y en sus ojos hay una calma pura, total. Él no anhela, el no sufre, pero ama... como puede amar sin sufrir? Será que no conoce su finitud. Él piensa. Que piensa? Los ojos grandes devoran esa luz. Y él no se mueve, no emite sonido alguno. Parece conocer todos los secretos del cosmos. Nada ha escapado a su escudriño. Conserva esa postura milenaria de sus antepasados, que los hizo especiales, únicos. Mágicos? Tal vez sí sabe que es finito, tal vez su calma reside en aceptarlo. Tal vez un día vuelva. Tal vez nunca se vaya. Tal vez sea Dios. Tal vez eso es Dios.

Brisa

 Mi nombre es Fito. Me lo pusieron por Adolfo, el papá de mi mamá, y por Rodolfo, el músico preferido de mi papá. Tengo una hermana llamada Mora, como un jugador de fútbol. Mora tiene una misión, nunca me dijo cuál, pero estoy seguro que la tiene porque siempre está entrenándose para cuando llegue el momento. Pasamos mucho tiempo sólos en casa, mis papás salen bastante, y yo aprovecho a mirar libros y pensar. Con el tiempo he llegado a conclusiones asombrosas, acerca de muchos asuntos interesantes. Cada vez que mis papás llegan a casa corro emocionado y les cuento los nuevos descubrimientos, pero ellos me piden que me calme, que no grite, que "bueno, bueno!!". Sospecho que no me entienden. A veces pareciera que si porque saben cuando tengo hambre o cuando quiero que me acaricien, pero cuando quiero contarles sobre alguna de mis increíbles reflexiones me piden que me calle. Mi hermana parece resignada y hace años que habla poco, lo justo. Ella es mayor que yo y los conoce me

Paseo nocturno

 Cierro los ojos, me levanto, toco el suelo para experimentar la textura y luego vuelo. Salto por la ventana, atravieso la malla sin dañarla y planeo hasta la calle. Floto a ras del suelo y voy oliendo la humedad y viendo a los gayos que hasta entonces tan solo oía. Y acelero y me elevo. Alto. Y le miro a los ojos y me toca las manos y me susurra al oído todos los misterios del mundo, y de los mundos. Y le atravieso sin tocarle. Y siento todos los sentimientos alguna vez experimentados. Y muero sin vivir. Y vivo sin morir. Y grito en todas las lenguas, en una sola lengua. Y veo pasar años, siglos, eras, eones. Y los veo morir mientras todo arde, y luego se apaga. Y todos los soles se apagan como luciernagas muertas. Oscuridad. Y rompo el plano llegando a lo blanco. Donde el tiempo no transcurre y el espacio no ocupa. Y me encojo, me ensimismo, yendo hacia adentro, al centro. Aprieto, comprimo, concentro, me oprimo... y estallo! Y vuelo, en mil pedazos. Y ocupo, transcurro. Me enfr