Europeo de pelo corto

 La luz naranja de un farol entra insolente por la ventana y le baña la cara mientras él lava su brazo. Mira hacia afuera, desde la cama. Y en sus ojos hay una calma pura, total. Él no anhela, el no sufre, pero ama... como puede amar sin sufrir? Será que no conoce su finitud. Él piensa. Que piensa? Los ojos grandes devoran esa luz. Y él no se mueve, no emite sonido alguno. Parece conocer todos los secretos del cosmos. Nada ha escapado a su escudriño.

Conserva esa postura milenaria de sus antepasados, que los hizo especiales, únicos. Mágicos?
Tal vez sí sabe que es finito, tal vez su calma reside en aceptarlo. Tal vez un día vuelva. Tal vez nunca se vaya. Tal vez sea Dios. Tal vez eso es Dios.

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